jueves, 25 de febrero de 2010

CARLOS LARA
Sección: Efecto catálogo
“En relación a la metropolización de la cultura”
Transmitido: 24 febrero 2010


¿A qué modelo podemos recurrir para hablar de metropolización de servicios?
¿A la policía acaso? Que ni siquiera tiene capacitados a sus elementos para un modelo de esta naturaleza. ¿O al de la recolección de basura? Que sigue teniendo a Tonalá como receptor y no se ve en el corto plazo una política pública metropolitana que haga de esta necesidad coyuntural, una solución metropolitana estructura. O bien, los municipios involucrados en el problema del Río Santiago, o a acaso al servicio municipal del agua que se da a través del SIAPA, pero no creo, en este momento tiene una enorme deuda que casi está en números rojos. Es decir, no hay un servicio que nos pueda servir de referente, y bueno, la cultura no es propiamente un servicio público (El servicio es el fomento y desarrollo de la misma, como parte de los servicios educativos).
Ahora bien, considero que cada municipio tiene su propia dinámica cultural, sus propios intereses y sus propios compromisos, y al final siempre termina imponiéndose la inmediatez coyuntural de corte político, espero equivocarme.
Hace algunos años, para disminuir el problema del número excesivo de llantas inservibles en las calles y en los talleres de los ayuntamientos, el Consejo Metropolitano solicitó a un grupo de consejeros especialistas fueran a Alemania a comprar una máquina trituradora de llantas con fondos comunes del Consejo. Uno de los comisionados prefirió hacer la “mexicanada” de copiar el modelo y venderlo al ayuntamiento por la mitad del precio y embolsándose la mitad. El resultado fue una máquina que duró sólo tres meses antes de quedar inservible y arrumbada. Cosas como estas son las que han sucedido en cada intento por dar mejores soluciones a las necesidades de la ZMG.
El escepticismo de quienes me preguntan sobre esta novedosa figura (el Consejo Metropolitano de Cultura), tiene sentido, pues recordemos que en tiempos de Sari Bermúdez se nos invitó a adoptar la mal llamada ciudadanización de la cultura a través de consejos municipales; fue incluso cuando se pusieron de moda las asociaciones de amigos del museo, que a diferencia de la gran mayoría de los consejos municipales de cultura, están haciendo una labor destacada en beneficio del acceso a la cultura.
Las zonas metropolitanas del Distrito Federal, Monterrey y Guadalajara, comparten un consumo cultural casi similar, sin embargo ninguna de las tres ha logrado impulsar una política cultural metropolitana. El Distrito Federal es todo un caso con sus 16 delegaciones, En su momento, López Obrador y un arranque de “plebiscitarismo” decidió al término del mandato descentralizar los recursos para la cultura a las Delegaciones, generando con esto ahora una política cultural desarticulada debido a los intereses políticos. En otro momento, con demasiados argumentos se dijo que sería mejor hacer del Instituto de cultura del D.F. una Secretaría, y cuando se dio el cambio de membrete, no fue más que eso, un cambio de membrete. Hacía más Enrique Semo siendo instituto que ahora Elena Zepeda siendo Secretaría con su política de hacer los eventos más grandotes del mundo.
Guadalajara tiene ya su Consejo Municipal para la Cultura y las Artes, aprobado por el Cabildo hace menos de un año y el estado de Jalisco, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, cuyo marco jurídico se puede ver en el título V de la Ley de Fomento a la Cultura. Una ley, que si bien en su artículo 2 señala como objetivos, “Generar las condiciones para la promoción, fomento y difusión de las manifestaciones culturales, equilibrar la asignación de recursos por área artística, debiendo considerar el grado de desarrollo de las artes y la necesidad de apoyos de los artistas, cuidar que los gastos administrativos sean los menos; y establecer los mecanismos de coordinación, vinculación y coparticipación entre los gobiernos Federal, Estatal, municipales, organizaciones culturales y la sociedad en general, es una actividad que ya realiza la Secretaría de Cultura a través de la atención a municipios y la Dirección de Actividades Culturales.
En el artículo 7, establece que corresponde a los Municipios en su ámbito de competencia: I. Establecer las directrices municipales en materia de cultura, previa consulta a la comunidad cultural del municipio; no sé si para establecer esta directriz metropolitana vayan a realizar una consulta. En el artículo 21, señala como facultad del CECA “Ejercer funciones de asesoría y consulta sobre el diseño de programas y acciones que le sean presentado por el Secretario de Cultura, o en su caso por los municipios y Recabar la opinión de la comunidad cultural y demás sectores de la sociedad respecto a la política cultural del Estado, la cual hará del conocimiento de las autoridades competentes”. Por otro lado, en efecto, las recientes reformas constitucionales a los artículos 80 y 81 de la Constitución Política del Estado de Jalisco, permiten caminar hacia la metropolización y ya no habla sólo de servicios públicos, lo cual es bueno porque insisto, la cultura no es un servicio público.
La administración pública moderna centrada en el desarrollo de proyectos de intervención social y cultural, está basada en el impacto (no mediático, sino social), esto es, tiene como base la construcción y desarrollo de indicadores de desempeño. Este modelo deja atrás a la administración pública basada en la cobertura, donde los problemas se resuelven con transferencia de recursos.
Espero equivocarme, pero creo que si se está pensando en términos de cobertura, el pretendido Consejo Metropolitano de Cultura servirá sólo para acentuar las diferencias existentes entre los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

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